La luz visible y los peligros que representa a la salud cutánea
Están equivocados los que piensan que los rayos UVA y UVB son la única radiación solar perjudicial para la salud de la piel: la llamada, luz visible – que, como su nombre indica, es la luz que podemos ver -, también es capaz de causar daños al tejido cutáneo.
También conocida como luz azul, este tipo de radiación corresponde al 45% de la energía solar que llega al cuerpo humano, provocando lesiones cutáneas más profundas que, a largo plazo, tienen potencial carcinogénico. La acción nociva de la luz visible podría, incluso, ayudar en la explicación a respecto del crecimiento de los casos de melanoma, que tienen aumentado entre un 3% y un 4% por año.
La luz visible también proviene de los dispositivos electrónicos, como celulares y televisores. Con la llegada de la pandemia hubo un enorme aumento en el tiempo medio de exposición a estos dispositivos, lo que justifica una mayor preocupación por la protección de la piel incluso en los ambientes internos.
Sin embargo, la versión solar de la luz visible es apreciablemente más peligrosa, una vez que su acción nociva multiplicase cuando se asocia a los rayos UVA. Estas dos radiaciones cuando se combinan aumentan la producción de lipofuscina, el pigmento del envejecimiento.
Además de los cuidados preventivos como la aplicación de película protectoras en las ventanas de los automóviles, uso de ropas con protección solar y la preferencia a ambientes sombreados, el uso correcto y diario de protectores solares con protección específica para la luz azul, es sumamente importante para combatir al daño acumulativo causados por esta radiación. Todos los protectores solares producidos por Pasteur están hechos también para proteger contra la luz visible, brindando una defensa más completa y eficiente de la salud de la piel.
FONTE: Sociedade Brasileira de Dermatologia (SBD).